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El 17 de febrero de 1753, el abogado de los Reales Consejos de su Majestad, D. Miguel García Asensio, cita a varias personas del Lugar de Avenjibre para dar comienzo al proceso catastral: Alphonso Gómez Piqueras (cura beneficiado, para que actúe como testigo del acto), Joseph García Piqueras (alcalde pedáneo), Juan Prieto (escribano del lugar), Thomas Piqueras, Francisco Carboneras y Antonio de Honrubia (vecinos del Abengibre, para que actúen como peritos en tierras, labrandías, casas, ganados y demás utilidades y artefactos que hay en el lugar); y a Joaquín Rubio Escudero y Domingo Olivares Zamora (vecinos de la villa de Albaladejo del Conde, como peritos agrimensores que debían expresar su conformidad o disconformidad acerca de los rendimientos o utilidades que los peritos del pueblo declarasen).
Las autoridades locales, ayudadas por estos peritos, debían contestan a un cuestionario impreso, el llamado Interrogatorio (publicado como epígrafe A del Real Decreto de 10 de octubre de 1749) que constaba de 40 preguntas sobre el nombre, límites, jurisdicción, fuentes de riqueza de los vecinos y el concejo, incluyendo campos, casas, cultivos, ganadería, comercio e industria, y número de contribuyentes; cuyas respuestas literales ("a la letra") fueron recogidas por el escribano en un total de 95 páginas dobles. ( Ver microfilmación de las páginas originales)
A tenor de las Respuestas Generales al Interrogatorio General del Catastro del Marqués de la Ensenada, sabemos que en 1753 el Lugar de Avenjibre o Abenjibre, era propiedad de la Excma. Sra. Marquesa de Villena y estaba comprendido en la Jurisdicción de la Villa de Jorquera -capital del Estado-, siendo Cuenca la capital de Intendencia y Cartagena la de la Diócesis. Como tal, no tenía término municipal señalado ni determinado, si no sólo las labores o tierras que cultivaban sus moradores: "Según una Prudente Regulación, compondrán estas labores de los vecinos moradores de este lugar, y algunos hacendados forasteros y eclesiásticos, hasta la cantidad de 1986 almudes y un celemín de trigales, y 266 almudes y 3 celemines ocupadas de viña".
Estas labores estaban sembradas de hortalizas, viñas, cebollas de azafrán y lo demás de matorrales, montes y llecos de pasto común del Estado. También había árboles frutales plantados sin orden en los márgenes de los huertos o en medio de las tierras, como nogales y melocotonares y otros de nueva plantación como algunas moreras.
Los frutos que se recogían eran trigo, cebada, centeno, avena, guijas, garbanzos, hortalizas, calabazas, cáñamo, azafrán, vino, nabos, algunas nueces, frutas, algunas hojas de morera (para el sustento de los gusanos de la seda), miel y cera, panizo y cañamones; además de otros productos como la lana y los añinos (corderos de un año o sus pieles).
En cuanto a las especies de ganado, había "mular, yeguar, asnal, vacuno, cabrío, cerda y lanar", así como 13 colmenas de las que se extraía miel y cera.
Esta población se componía de 156 vecinos (en los que se incluyen viudas, menores y pobres de solemnidad) que vivían en 134 casas (entre ellas 2 arruinadas e inhabitables), de las que no se contribuye por establecimiento de suelo a pesar de ser señorío.
En cuanto a los negocios y profesiones mecánicas, sólo había una tienda de aceite y arroz (surtida por Miguel Serrano, de Valdeganga), una taberna y abasto de jabón (por Pedro Mínguez, de Jorquera), una panadería (llevada por Mathias González, vecino de Abengibre) y un alcabalero del viento (Sebastián Pérez, abengibreño) que también tenía los derechos de Fiel Medidor, Almotazanía y Correduría. A parte de un vecino que trataba con pescado, sardinas y otras piezas de lienzo (Antonio Torres), no había tenderos de ropa, oro u otros géneros; lo que sí había era una cirujano (Juan Prieto), un sacristán (Cristóbal Merano), agrimensores (Pedro Giménez, José Fuentes Cebrián y Domingo Pérez), 1 médico y 1 boticario que asistían desde Jorquera (Joseph Cescril y Pedro López), un maestro Albeytar (Ignacio Jiménez, también de Jorquera), un estanquero (Sebastián Pérez), un untefero (José Leandro), unos 42 arrieros y trajinantes en diferentes mercadurías y tenerías; y, entre los que practicaban las artes y oficios, 2 maestros tejedores, 4 peinadores y cardadores, 4 maestros sastres (2 de ellos muy ancianos para trabajar), 1 albañil (que no ejercía el oficio), 1 herrero, 1 picapedrero de molino y 3 tejeros. Había también 35 jornaleros, labradores y pastores (atero, ayudador y esquiladores de ganado mayores y menores). Asimismo, entre los vecinos había 41 pobres de solemnidad.
No existía hospital, ni embarcaciones, ni conventos o monasterios de religiosos/as, ni más eclesiásticos que el cura beneficiado del lugar, ni más comercios que los citados, ni minas, ni salinas, ni molinos harineros, de agua o viento, ni batanes u otros artefactos, no existía casa de esquileo.
Por último, en cuanto a los impuestos que debían soportar los vecinos de Avengibre, estaban:
Fuente: Microfilmación de las Respuestas Generales conservadas en el Archivo General de Simancas. MCU
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